Levántate y anda.
Resurge del abismo oscuro del penetrante pozo en que que te deslizas, lugar que quizás no extrañas.
Siente la convulsión, la oscilación, el temblor trepidante y el latente y denso espasmo del miedo.
Sostenlo en tu mente.
Permite que descomponga poco a poco tu cuerpo; que obstruya tus vísceras, inmovilice tus músculos, asfixie tus chacras, y te arrastre como el lodo, hasta que te doblegues, te degrades y te revuelques, sintiéndote sepultado en lo más profundo de la nada.
Un vacío sin final.
Experimenta el terror, y date cuenta de que eso no eres tú.
Es una creación de tu mente.
Un recuerdo de una experiencia que está impregnada en las moléculas del agua de tu cuerpo.
Si tuvieras amnesia, ni reaccionarias.
Ríete, pues, de lo que te muestran tus sentidos.
Creer ser un cuerpo que oye, habla, toca, huele y ve.
Sublévate ante tu creación; tu vida, tu entorno, tus pasiones.
Tus deseos, tus dolores, tus posesiones.
Tus amores, tus hijos, tus valores.
Tus trabajos, tus ideales, tus sueños.
Tus propios tú, tus míos, tus yoes.
Levántate y anda.
Reaprende a domar tus percepciones.
Desde ahí prosigue con tus pensamientos, con tus emociones.
Y finaliza con tus acciones y decisiones.
Sé que puedes hacerlo. Nada es más poderoso que tu voluntad y tu determinación por cambiar.
Aprende y decide sentir bonito, decide ver luz en lo opaco y tormentoso de tu corazón.
A asumir que se puede aceptar lo inaceptable, aunque tus sentidos te lleven a percibir el dolor más insoportable.
Entrena a fondo para no sentir el dolor.
Para estar neutral ante las adversidades de la vida. Ante las acciones de tu entorno, las opiniones, las ideas de los otros, que como tú, se creen ser personajes que juegan a ser alguien escondido bajo sus heridas, las mismas que las tuyas, que las mías, y asustados, se disfrazan ante ti para proteger su vulnerabilidad, por si acaso también les hieren.
Solo en las creencias está el que puedan herirnos.
Y sin darnos apenas cuenta,damos el poder para que se nos hiera. Y nos herimos a nosotros mismos.
Enfoca de manera distinta la forma en que vives y sientes.
Haz frente al taladro mental que te atormenta y te persigue incansablemente.
Levántate y anda.
Recupera tu poder, tu voluntad de decisión, tu magia interna capaz de modificar cualquier meta.
Recupera tu talento de brujo, y transforma los recuerdos de tu pasado, en polvos dorados de luz.
Que de tu boca broten pétalos rosados.
Que tus caricias sanen y estabilicen el desorden.
Que tus intenciones traigan semillas de esperanza y de ilusión.
Que tus miradas rompan corazas, y evoquen suspiros de calma.
Que tu risa ingenua y pícara sea el motor de la vida y que de tu piel
se expanda una brillante conmovedora y exponencial luz que te indique el
camino.
Reposa en la vacuidad, tu verdadero hogar.
Levántate y anda.
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