La
cantidad de tiempo que usas en pensar en negativo, o en aquello que crees que te sacaría de tu sensación de carencia ofreciéndote felicidad, es energía y esencia vital que pierdes.
Cuando hay una pérdida, uno se envejece de muchas maneras.
Pierde vitalidad, alegría interna, magia personal, se debilita internamente. Los huesos y los músculos del cuerpo quedan afectados, hay desarreglos hormonales, perdida de cabello y dientes.
Emocionalmente se entra en un estado depresivo decadente, de tristeza crónica, siendo la ansiedad, el miedo, la ira, los celos, y la envidia, las emociones mas comunes que se experimentan.
Espiritualmente hay una pérdida de conexión con nuestra esencia, uno ya no sabe ni quien es, ni quien no es, ni siquiera se cuestiona nada, solo está ofuscado en el objeto de placer o dolor, nada más existe. Hay una pérdida de la cordura y el raciocinio.
Cuando hay una pérdida, uno se envejece de muchas maneras.
Pierde vitalidad, alegría interna, magia personal, se debilita internamente. Los huesos y los músculos del cuerpo quedan afectados, hay desarreglos hormonales, perdida de cabello y dientes.
Emocionalmente se entra en un estado depresivo decadente, de tristeza crónica, siendo la ansiedad, el miedo, la ira, los celos, y la envidia, las emociones mas comunes que se experimentan.
Espiritualmente hay una pérdida de conexión con nuestra esencia, uno ya no sabe ni quien es, ni quien no es, ni siquiera se cuestiona nada, solo está ofuscado en el objeto de placer o dolor, nada más existe. Hay una pérdida de la cordura y el raciocinio.
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